martes, 9 de diciembre de 2008

Montando belenes

No, no se trata de entrar en polémicas, y menos con este tema. A estas alturas de partido quien más, quien menos, tiene su opinión formada sobre las Fiestas de Navidad, los Reyes Magos, Papá Nöel, Santa Claus, San Nicolás y todo el panteón de personajes que aparecen indefectiblemente año tras año. Qué bonitas las encendidas discusiones: ¿los Reyes Magos o Papá Nöel?; ¿acebo o muérdago?; ¿Belén o árbol de Navidad?; ¿cava o sidra?; ¿y el caganet...? ¿ponemos el caganet...?...


Simplemente, estamos montando belenes; de los de toda la vida; de los de figuritas, corcho, musgo y serrín. Llegando esta fechas, tiramos de tradición y nos embarcamos en la colocación del Belén que desde hace un montón de años nos recibe por las mañanas y nos despide a mediodía. Es verdad que algunas figuras han sufrido los percances de la edad, pero que el buey no tenga cuernos ya sólo significa que va cumpliendo años, como debe ser. Afortunadamente, los cuidados clínicos que les aplicamos año tras año obran milagros (San José ha recuperado la mano derecha y algún que otro pastor ha abandonado su molesta cojera). Es verdad que los efectos no son muy espectaculares, que a veces no hay río y que la crisis de las eléctricas se nota, pero lo realmente importante fue ver cómo hace 16 años los entonces alumnos del colegio se dedicaron con toda su ilusión a decorar una a una las figuritas de escayola que lucieron por primera vez en el belén del Margarita y que siguen hoy. ¿Cómo vamos a jubilarlo?