lunes, 9 de febrero de 2009

La ortografía y las nuevas formas de comunicación.

Venga a esforzarnos en el aprendizaje de la correcta ortografía, venga a leer y leer para aprender a escribir correctamente (a ver si viendo las palabras bien escritas se nos quedan...), y llega la tecnología, y ¡zas!, de un plumazo se carga todas las buenas intenciones de la escuela, de los maestros, de los padres y de los propios alumnos en lo que se refiere a escribir con corrección.

Porque los avances tecnológicos, en telefonía e informática, son de agradecer, imprescindibles ya para todo el mundo; pero no me negarán que le han hecho un flaco favor a la ortografía. Si ya era un problema aprenderla bien cuando todos tiraban en la misma dirección, ya me contarán si el problema no se multiplica exponencialmente ahora que, para escribir con los nuevos medios de comunicación (el messenger, los chats, los SMSs), se hace tabula rasa de cualquier norma, se fía todo a convenciones mínimas sin reglas fijas y se reduce el mensaje a una especie de jerga para iniciados.

Y la culpa no es de la informática; hay cientos de páginas web donde se estudia con seriedad la ortografía y se dispone de ejercicios para practicarla a todos los niveles, de forma amena y divertida. Tampoco es culpa de la telefonía, que a fuerza de mejorar nos aproxima cada vez más y con mayor naturalidad, y ofrece un amplio espectro de posibilidades multimedia que nos facilitan la vida un poco más (¿?).

Si hay que responsabilizar a alguien o a algo de esa caída en picado de la norma ortográfica, es exclusivamente a la necesidad compulsiva de comunicación inmediata con los semejantes que tenemos todos, a esa especie de fiebre comunicativa que nos envuelve cuando tenemos un teclado delante para decir cosas, y decirlas ya... y que nos contesten, cuanto más rápido mejor. Bueno, a eso y a la evidente dificultad que la ortografía tiene para todos, especialmente para los que nunca la aprendieron o aprendimos. Por no hablar de la sintaxis y la gramática. Así sale lo que sale. Les sugiero que simplemente lean los mensajes que aparecen a pie de pantalla en tantos y tantos programas de televisión.

Pero seamos serios. Podemos chatear, hablar por el messenger y escribir SMSs sin que ello suponga un atentado contra todas las reglas ortográficas (digo todas, y tal vez me quede corto); hagamos un esfuerzo por escribir con corrección, aunque no sea más que por ofrecer a nuestros amigos, compañeros, semejantes en general, un mensaje que no necesite ser leído tres veces para interpretar qué vocales faltan -ni que fuera árabe-; aunque no sea más que por la deferencia a los demás de un trabajo bien hecho y la satisfacción de poder decir: la tecnología la manejo yo, me comunico yo con quien quiero, pero escribo bien, porque quiero y puedo.