sábado, 27 de diciembre de 2008

Sobre las tareas escolares, también llamadas deberes

Que los chavales siempre están haciendo algo o en proceso de hacerlo, es un hecho empírico. Dedican mucha parte de su tiempo diario a formarse en escuelas, colegios e institutos. Pero más de la mitad de las horas útiles del día las pasan fuera de la escuela. Se supone que en ese tramo del día hay tiempo suficiente para realizar múltiples actividades: deportivas, musicales, lúdicas, recreativas, etc. También queda tiempo para compartir con los amigos y la familia, incluso para ver la televisión. Pero hay que ver lo que cuesta que los niños y niñas hagan deberes (y todos sabemos a qué nos referimos) regularmente.


Hay quien piensa que las tareas para casa son una especie de instrumento de tortura que se le ha ocurrido al maestro para atormentar a unos pobres angelitos que deberían estar disfrutando de los privilegios de su edad -que no son pocos-. Yo, sin embargo, veo los deberes como parte y continuación de la formación que estos alumnos y alumnas reciben en los centros educativos. Y diría más, veo que unas tareas bien planificadas desde la escuela, bien seleccionadas y dosificadas, son beneficiosas desde todos los puntos de vista.


Por citar sólo algunas ventajas, los deberes ayudan al niño a organizar y distribuir su tiempo, le hacen responsabilizarse de tareas encomendadas -lo que en realidad forma parte de su aprendizaje para la vida adulta-, y potencian su autonomía, al tener que buscar recursos propios para solucionar determinados problemas. Les ayuda a valorarse, a reconocer lo que han aprendido y a detectar lo que aún no han conseguido, en un proceso de autoevaluación continua. Si a eso añadimos que los deberes posibilitan y facilitan algo tan fundamental como es la implicación de los padres en los procesos educativos de sus hijos, y la corresponsabilidad en la obtención de resultados, vemos que los llamados deberes o tareas no son un invento del diablo para mantener ocupados a los niños.


Además, y aprovechando las fechas, si nos referimos a los períodos vacacionales, los deberes son el necesario puente de unión entre las dos orillas lejanas del principio y final de las vacaciones, en medio de las cuales el mejor nadador puede naufragar en las aguas turbulentas del olvido y... lo que se había aprendido con tanto esfuerzo...


En fin, respetando a cada cual sus ideas, me gusta pensar que el maestro que manda deberes a sus alumnos lo hace porque quiere ayudarles a crecer en todos los órdenes. Y otro día hablaremos de la lectura...

4 comentarios:

Juan Nadie dijo...

"Por citar sólo algunas ventajas, los deberes ayudan al niño a organizar y distribuir su tiempo, le hacen responsabilizarse de tareas encomendadas -lo que en realidad forma parte de su aprendizaje para la vida adulta-, y potencian su autonomía, al tener que buscar recursos propios para solucionar determinados problemas. Les ayuda a valorarse, a reconocer lo que han aprendido y a detectar lo que aún no han conseguido, en un proceso de autoevaluación continua. Si a eso añadimos que los deberes posibilitan y facilitan algo tan fundamental como es la implicación de los padres en los procesos educativos de sus hijos, y la corresponsabilidad en la obtención de resultados, vemos que los llamados deberes o tareas no son un invento del diablo para mantener ocupados a los niños."

Amén.

Anónimo dijo...

Sí, todo eso es verdad, pero ¿cuál puede ser la forma fácil de enseñar a nuestros hijos e hijas a ver todas esas ventajas o, simplemente, a preferir dedicar un rato de su tiempo libre a "hacer los deberes" en lugar de a jugar o a descansar como ellos o ellas prefieran?

Además, esto es mucho más difícil si una misma cuando era niña vivía esos deberes como una situación desagradable y prefería retrasar su realización hasta el infinito y más allá.

¿Quizá tenga mucho que ver el tipo de deberes que se "manden", la edad a la que se comience a hacerlo y cómo se traten luego esos deberes y a sus autores y autoras en clase?

¿Qué opinan las niñas y los niños del Margarita sobre este tema? ¿Tienen libertad y confianza para hablar de ello con sus tutores o tutoras? ¿Se tiene en cuenta lo que dicen? ¿El colegio aborda este tema con las familias, para conocer su opinión y sus dificultades, darles orientaciones muy prácticas, sencillas o buscar con ellas las soluciones más adecuadas?...

¡Qué montonazo de preguntas! Es que esta es una de mis asignaturas pendientes y necesito aprender. Y la verdad es que lo que habitualmente se dice respecto a rutinas, hábitos, espacios... me ha ayudado pero no del todo.

Azahara dijo...

A medida que el niño crece, cada día tiene que cumplir más responsabilidades y compromisos. Los deberes escolares son uno de los más grandes pasos que tendrá que dar hacia la disciplina y el conocimiento.Para que el niño aprenda es necesario que se esfuerce y comprometa. Los deberes le ayudarán a que se haga un aprendiz independiente y a poner en práctica lo que le enseñaron en la escuela. Los deberes son una obligación, un compromiso que tienen que cumplir. Con ellos aprenden a organizarse, administrar su tiempo, desarrollen habilidades de disciplina y compromiso muy útiles para su vida adulta.Por tanto no sintamos pena cuando nuestros hijos traigan deberes a casa, ayudemosle a superar las dificultades y mantengamos la disciplina en cuanto a la hora de los deberes, seguro que en un futuro nos lo agradecerán

Anónimo dijo...

Gracias por la respuesta, Azahara.